«No es dónde sino con quién». Gran frase, y muy cierta también. Es una forma de decir que da igual dónde estés si estás acompañado por las personas adecuadas. Y es verdad que lo importante son aquellos de los que nos rodeamos. Pero es una frase que olvida algo muy valioso: los recuerdos también van ligados a los lugares. Esos hogares donde hemos vivido, ese colegio donde hemos estudiado, ese bar donde hemos bailado, esas playas o pueblos donde hemos veraneado, ese sitio donde nos casamos…
Esos espacios, inevitablemente, nos acompañarán cuando recordamos ciertos momentos. Y esos momentos irán ligados siempre a esos lugares. A veces, aparecen en nuestra mente las personas cuando vamos a un sitio, o cuando escuchamos una canción. Porque la música es también otra de esas fuentes abrumadoras de recuerdos. Porque ese primer beso viene a nuestra mente, no solo porque nos acordemos del beso, sino porque escuchamos aquella canción que sonaba. Y así son los recuerdos, no están vinculados únicamente a las personas sino también a la música, a los olores y, cómo no, a los lugares.
Hoy dejamos nuestra casa, nuestro piso, que deja de ser nuestro pero que de alguna manera es nuestro para siempre. La felicidad de ir a una nueva casa que creo que nos hará disfrutar muchísimo no me había permitido ver que dejaremos el que ha sido nuestro hogar durante casi 10 años. Llegamos a esta casa cuando estaba embarazada del mayor y, desde entonces, han pasado los años más potentes de nuestras vidas. Creo que los años en los que traes hijos al mundo son los más intensos, duros y bonitos que hay. Montar una cuna, pintar una habitación, llenar una estantería de juguetes…
Muchas cosas, muchos recuerdos que se quedan aquí. Y aunque suene extraño, para mí, hay una estancia que me duele dejar. La habitación que pintaron de rosa casualmente horas antes de perder a Carmen. Esa habitación que me negué a desmontar (salvo la cuna) y que ahora usa Aurora, era como ese espacio que aún me conectaba con Carmen, que me recordaba que tuvo su sitio en casa. Es la habitación de ambas. Y siento cierta nostalgia.
Pero ahora ya los recuerdos van con nosotros. En unos lugares construimos unos, en otro sitios construimos otros. Y ahora nos toca seguir construyendo los nuevos, los nuestros y los de nuestros hijos. Y espero que estén llenos de felicidad.
12 Comentarios
Cristina
27 febrero, 2020 at 8:24 amHola Carmen. Carmen estará siempre con vosotros, allá donde estéis. También cuando cambiamos de casa fue todo tan rápido que no me dio tiempo a pensar, pero fue casi mejor porque no dio tiempo a convertir la mudanza en duelo. Por suerte, en la casa nueva llegó nuestra tercera, nuestra niña arcoíris, que me hace pensar mucho (aún más) en mi segunda, que desde el Cielo nos guía y nos cuida. Al final no extraño mi casa antigua, porque cada uno ha encontrado su nuevo lugar y todo encaja.
Mamá Puede
27 febrero, 2020 at 9:21 amOs lleváis un montón de recuerdos y vivencias de esa casa pero vais a construir un montón en la nueva casa, estoy convencida de que la vais a disfrutar muchísimo!
Marilyn Mesa
27 febrero, 2020 at 9:25 amQue emotivo, bonito y cierto. Como te he dicho otras veces, a veces, veo cosas y siempre he visto 1ue ese hogar necesitabas abandonarlo. La pérdida de un bebé, antes de nacer o después es lo más duro y angosto que puede vivir una madre.
Creo que el cambio además de positivo será el siguiente paso a tu regeneración de esa pérdida.
Un fuerte abrazo.
Nina
27 febrero, 2020 at 9:30 amPreciosa reflexión
Celia Riveiro
27 febrero, 2020 at 9:49 amSiempre emocionas Carmen.
Eugenia
27 febrero, 2020 at 10:24 amCuanta razón en este post, cuando deje mi primera casa, la primera q fue mía, en la que me casé y en la que nació mi hija mayor, estaba muyyyy triste, pero pensé y m convencí a mi misma d que las casas son como buenos libros, que te da pena que terminen, pero tiene que ser así, capítulos y capitulos que van transcurriendo y viviendo intensamente hasta que acaba y a lo que hay que agarrarse es que el siguiente libro que se empiece puede contener capítulos aún mejores y en nuestra cabeza vamos guardando todos los recuerdos como una perfecta biblioteca. Tu nueva casa será tu BEST Seller ya lo verás, un saludo!
Mara
27 febrero, 2020 at 4:34 pmPero que bonita eres Carmen… Vuestra esencia siempre irá con vosotros, y también la de la pequeña Carmen. ella viaja en vuestros corazones y os acompaña allá donde vaya toda la familia.
Creo que un nuevo hogar es una nueva oportunidad para volver a empezar recargados de ilusión. Aprovéchalo, disfrútalo y vívelo como tú sabes, Vuestra casa con prao es también un poco nuestra porque así lo has querido al compartir con nosotros tantas emociones. Espero y deseo de todo corazón, que llenéis cada rincón de felicidad y de risas compartidas.
¡Un besazo para toda tu bonita familia!
Carolina Mamá Ríe
27 febrero, 2020 at 4:45 pmSoy de las que piensan que todo cambio es para bien, y mucho más si es acompañada de las personas que más quieres. Mucha felicidad en esta nueva etapa Carmen.
Maria
27 febrero, 2020 at 5:46 pmOhhh que gran reflexión que cierto todo, nosotros estamos de reforma para mudarnos tambien y creeme que a pesar de la ilusión de estrenar nuestra nueva casa temo mucho el momento de dejar nuestro actual piso por eso que tu dices, cientos de recuerdos van ligados a este hogar, pero asi es la vida hay que cerrar puertas y confiar en que nos aguardan cosas mejores, os aguardan grandes aventuras estoy segura!!! Un abrazo fuerte a los seis !!!
Irene
27 febrero, 2020 at 10:26 pmTodos los cambios son para bien, creo que ahora si cerrarás el duelo, y notarás la diferencia , así lo noté yo, cuando cerré el duelo de mi madre, q se fué al mes de nacer mi primer hijo, y tb fué muy duro, pero gracias a un trabajo de crecimiento personal y mas ,conseguí cerrar ese duelo, y gracias a eso, tengo a mi buenahija Olivia, q ya va hacer 6 meses . Mucha energía para la mudanza y a llenar los corazones de buenos momentos !!!
Cristina
28 febrero, 2020 at 6:15 amCasualmente hoy es mi último día en una casa de alquiler que he sentido mi hogar durante ocho años. Vine soltera y salgo con un maravilloso marido y dos preciosos hijos.
A diferencia denti, a mí la pena de dejar este hogar y la sensación de fracaso (tampoco debería, me voy a otro barrio pero una casa que se adapta a más las necesidades de la familia) no me están dejando disfrutar de la ilusión de mi nuevo hogar.
Estoy tan feliz en esta casa, hemos vivido momentos tan buenos y tan malos…q me da miedo dejarla.
Pero pienso que lo importante es q estemos juntos y sigamos siendo una familia tan maravillosa.
Ánimo y a disfrutar la nueva vida.
María
3 mayo, 2020 at 10:52 pmQué bonita reflexión. Al fin y al cabo, estamos hechos de recuerdos. A mí me encanta pasar por la puerta de casas en las que he vivido y recordar todo lo que pasó ahí dentro. Curiosamente, cada vez me viene a la mente una imagen diferente. Pero qué bonito es también pensar en el futuro y la nueva etapa que abriréis en la nueva casa. Un abrazo!
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